Tiempo de Blues

Artículos publicados por Raúl de la Rosa en el periódico la Jornada

domingo, abril 23, 2006

Yo no tengo miedo...

PRIMERA Y UNICA llamada. La principal característica del ser humano ha sido y es su movilidad; somos nómadas por naturaleza. Desde la noche de los tiempos en que nuestros ancestros partieron de la natal Africa, cuna de todos los seres que hoy poblamos esta tierra, no hemos parado de caminar, y no hay lugar del planeta donde no hayamos posado nuestros pies viajeros. Hemos sido cazadores, recolectores y agricultores, y hemos cruzado la tierra en busca de alimento, de mejores climas, o sencillamente huyendo del peligro y del exterminio a manos de otros seres humanos.

LO ANTERIOR PERSISTE hasta el día de hoy. El hombre es el principal enemigo del hombre; a lo largo de nuestra breve estancia en este planeta nunca hemos cesado de matarnos entre nosotros; hemos dejado de conjugar el verbo amar.

NUESTRO CONTINENTE SE fue poblando por oleadas de diferentes pueblos, sobre todo de Asia, dando lugar a una extraordinaria variedad de culturas durante miles de años. Con la llegada de los europeos, estas civilizaciones, que se habían desarrollado al margen del resto del mundo, son conquistadas, y comienza la colonización de un continente de más de 40 millones de kilómetros cuadrados.

ASI COMIENZA LA más formidable aventura humana: el Nuevo Mundo. Recibe a millones de inmigrantes de todo el planeta, ya no atraídos por la caza de bisontes o mamuts, sino en busca de mejores condiciones de vida, de una libertad religiosa que en Europa no tenían los nuevos inmigrantes, y combatieron -al punto de exterminio- a las naciones indias que hoy viven en reservaciones.

EN LA AMERICA conquistada por españoles y portugueses el oro es el talismán que atrae a ejércitos de buscadores de fama y fortuna; se destruye el viejo orden y millones son sometidos al poder colonial. Se necesitaban brazos para explotar este inmenso territorio y la mano de obra de los naturales no era suficiente, así, se transportan millones de seres humanos de Africa en contra de su voluntad, como esclavos, como mercancía.

EN ESAS INTERMINABLES mezclas de culturas surge la música necesaria, el canto de un pueblo: el blues. Someter a los esclavos era primordial, borrar todo vestigio de sus propias culturas, no concederles el rango de seres humanos. Más de dos siglos tuvieron que pasar antes de ser abolida la esclavitud, sin embargo, las condiciones de vida no mejoraron mucho para los recién liberados del yugo de la esclavitud.

DESDE ENTONCES, LOS prejuicios y la segregación racial hacia los afroamericanos fueron el denominador común; la falta de empleo y la nula posibilidad de integrarse al resto de la sociedad hacen de esta minoría un ente aparte, la otredad que la América sajona no quiere reconocer ni mucho menos aceptar.

SUS DERECHOS COMO ciudadanos eran inexistentes. Es en la década de los 60 del siglo pasado cuando surge el Movimiento por los Derechos Civiles, encabezado por los líderes de las comunidades negras. Martin Luther King convoca a la famosa marcha hacia Washington, en la cual participaron miles de afroamericanos.

EL EJEMPLO LO dio una pequeña mujer negra: Rosa Parks (1913-2005), quien se negó a ceder su asiento a un blanco e irse a la parte posterior del autobús, como era la norma en esos días. La explicación es sencilla: Rosa Parks y la comunidad afroamericana perdieron el miedo de protestar y manifestarse. Fue el inicio.

LA AVENTURA HUMANA continúa. Son millones de seres humanos los desplazados por las guerras o el hambre. En nuestro país de las maravillas, donde todo está mejor, millones han tomado la iniciativa de arriesgar sus vidas y, en muchos casos, de perderlas, en busca de la pesadilla americana.

AUN RESUENAN LAS voces de millones de indocumentados que tomaron recientemente las calles en la Unión Americana para protestar contra una ley que los puede convertir en criminales; esto no hubiera sido posible si los inmigrantes -en su mayoría latinos- no hubieran perdido el miedo de hacerse presentes en cuerpo y alma a lo largo y ancho del país.

EL MIEDO AL otro, característica de sociedades en crisis, atemorizadas por los nuevos tiempos; el miedo ancestral a la mujer, a los intelectuales, a los negros, a los judíos, a los latinos, a los indígenas; la vieja fórmula del chivo expiatorio.

AHORA, CON LA propaganda mediática, propia del fascismo corriente, tratan de meternos miedo señalando a un candidato como peligroso, y en consecuencia a lo que representa: un hombre que viene del pueblo y que lo representa, esa masa anónima que asusta y atemoriza a una minoría excluyente y predadora. El peligro real es la mentalidad que promueven esos mensajes y que nos remiten a épocas oscuras de la humanidad y que nos recuerdan que la bestia aún existe.

EL QUE ESCRIBE, por lo pronto, ha decidido que el único miedo que tiene es que esas mentalidades, que promueven el odio, lleguen a gobernar este país; es un solo voto, pero aunado al de millones de ciudadanos que ya no tenemos miedo, queremos ver hacia delante y decir en un solo llamado bajo la misma bandera: "Yo no tengo miedo, tengo futuro".

delarosa_raul@hotmail.com

1 Comments:

Blogger tlacuiloco said...

Excelente.

8:30 a.m.  

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